El pasado 18 de agosto se llevó a cabo en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) el evento “Territorios sin frontera: Música, pintura, ciencia, filosofía y complejidad”, que incluyó una exposición de la artista Ariadne Nenclares Pitol, el concierto de arpa por parte de Betuel Ramírez Velazco y la conferencia “Hablemos de artificación de la ciencia”, dictada por la investigadora en el Instituto de Filosofía de Cuba y doctora en Ciencias Filosóficas, Mayra Sánchez Medina.
El evento fue organizado como parte del programa de Arte, ciencia y complejidad del C3 que tiene el objetivo de sensibilizar e impulsar la reflexión sobre la importancia del arte en la ciencia, la investigación y la vida en sociedad.
“Nuestro lugar como artistas nunca está alejado del trabajo del investigador, de hecho, lo somos. Trabajamos con la complejidad porque mezclamos diversos procesos en la creación artística”, dijo Nenclares Pitol.
La artista, quien es egresada en la carrera Artes Plásticas por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, presentó varias de sus obras en una selección titulada "La pintura como cartografía de la memoria. Destrucción, construcción y deconstrucción", con la que busca mostrar las consecuencias de la urbanización y la explotación medioambiental a través del progreso.
Originaria de Puebla, México, Nenclares ha sido acreedora a varios premios y becas, como la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del estado de Puebla en dos ocasiones (2009 y 2011); la Mención Honorífica en el XXVII Encuentro Nacional de Arte Joven, Aguascalientes, (2007); y el Primer Lugar en la Bienal del Pacífico en 2009 y el Premio Estatal de la Juventud, Puebla 2014.
Por su parte, Betuel Ramírez Velazco presentó piezas correspondientes a su gira titulada “De gira en siete pedales”, en un concierto de arpa que escucharon estudiantes, investigadores(as) e incluso niños. Para ella, no se puede ver el arte “aislado de las ciencias” dijo. “Mi instrumento tuvo todo un proceso de construcción en el que se involucraron físicos e ingenieros”, mencionó Ramírez tras terminar el concierto.
Betuel Ramírez Velazco fue alumna destacada de la Facultad de Música de la UNAM obteniendo el grado de Mención Honorífica en el año 2014. Arpista Mexicana egresada de la maestría del Conservatorium van Amsterdam en 2016. Además, ganó el puesto para pertenecer a la Netherlands Philharmonic Orchestra - NedPhO (2015-2016).
El propósito común del arte y la ciencia
Con normalidad vemos como se distancian los propósitos de las ciencias y el arte. En apariencia, mientras que una busca la “verdad”, el otro, el arte, espera conmover. Sin embargo, ambas artistas manifestaron la necesidad de ver propósitos en común. “Los artistas somos investigadores al sensibilizarnos, somos curiosos, reflexionamos e investigamos sobre el tema que buscamos plasmar”, agregó Nenclares.
“Tanto el arte como la ciencia parten de un mismo estímulo: la curiosidad y el asombro, lo que supone ver con extrañeza alguna dimensión o segmento de aquello que está naturalizado”, explicó Nenclares. En este sentido, ambas generan una fisura en la superficie de la realidad y, en cierta forma, detienen su curso para interrogarla, pero lo hacen de diverso modo y con diversos propósitos.
También la complejidad cobra un importante sentido dentro del arte. De acuerdo con César Oropeza, curador de la obra de Nenclares, “la complejidad siempre ha hecho al arte parte de ella; [el arte] tiene la capacidad de construirse desde la interdisciplinariedad ya sea en la curiosidad del artista (como investigador) o a través de los múltiples materiales que utiliza para su creación”.
Para los artistas que participaron en el encuentro, el arte y la ciencia siempre han mantenido una relación estrecha, ya que, entre muchas otras cosas, el arte dota de técnicas y herramientas que resultan de utilidad para plasmar y divulgar el conocimiento científico.
“Permitir que el espacio (C3) deje entrar al arte forma parte de la pertinencia de la divulgación de la ciencia que se hace en la UNAM”, agregó Oropeza. El arte y la ciencia son dos formas de conocimiento aparentemente alejadas, en gran medida consecuencia de la especialización profesional y la educación compartimentada. La realidad es que la ciencia y el arte sí están conectadas y que ninguna forma de conocimiento es impermeable a otra.
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